Hoy os traigo una receta con una semilla que últimamente está muy de moda, la quinoa.
Hay que saber que primero tendremos que tener algunos cuidados al cocinarla, está recubierta de una sustancia llamada saponina que le da un sabor amargo y además es tóxica, y por ello hay que lavarla bien. En el mercado podéis encontrar marcas que ya vienen lavadas pero si la compráis a granel es obligado hacerlo. Sabremos que está bien lavada cuando deje de soltar espuma.
No contiene gluten por lo que es un superalimento muy beneficioso para personas celiacas.
Ingredientes para 2 personas:
- 120 g. de quinoa blanca
- 360 g. de agua
- Sal
- 2 cucharadas de postre de comino
- Aceite de oliva virgen
- 2 remolachas cocidas
- 100 g. de queso feta
- 30 g. pipas de calabaza
Primero de todo lavar la quinoa ayudándonos de un colador hasta que no salga espumilla.
Después cocer en agua (tres partes de agua por una de quinoa), llevar a ebullición añadiendo un pellizco de sal durante unos 10 minutos, veremos cómo aparece el germen blanco, así sabremos que ya está hecha. Escurrir si tiene sobrante de agua.
Lo mejor es comprar remolacha cocida y pelada, así solo tendremos que cortarla a cuadraditos pequeños.
El queso feta ahora es bastante fácil de encontrar incluso ya cortado a cubos, solo tendremos que cortarlos a la medida que más nos guste.
Mezclar en un bol la quinoa y la remolacha cocida cortada añadiendo un chorro de aceite de oliva virgen extra, añadir comino al gusto, (yo le pongo un par de cucharaditas de postre) porque me encanta el sabor del comino, añadir el queso feta y las pipas de calabaza.
Enfriar en nevera y servir.
Es un plato excelente para el verano, muy refrescante, incluso os lo podéis llevar en el tupper a la oficina o si tenéis suerte en un bonito día de playa.