Si queréis unos canelones diferentes, estos canelones de ricota y espinacas son perfectos para para variar de los típicos de carne. Será una buena manera de introducir las verduras para los que no les gustan mucho, resultaran mucho más ligeros y además son menos laboriosos.
Ingredientes para 6 personas:
- 18 placas de canelones normales o precocidos.
- 500 g. de espinacas frescas (1 bolsa)
- 250 g. de ricota o requesón
- 100 g. de parmesano rallado
- Aceite de oliva virgen
- Sal
- Pimienta
- 1 pizca de nuez moscada
- 1 diente de ajo
- 175 g. de salsa de tomate (si puede ser casera)
Ingredientes para la bechamel:
- 30 g. de mantequilla + 25 g. para el gratinado
- 30 g. de harina
- 1/2 litro de leche
- Sal
- Pimienta
- Nuez moscada
Preparar la pasta de los canelones según la indicación del paquete. Si los cuadrados de canelón son los tradicionales los hervimos en agua con sal y un chorro de aceite aproximadamente unos 20 minutos. Enfriar con agua fría para que no siga cociendo, escurrir y extender en un trapo y ya se pueden rellenar con la pasta.
Lavar y escurrir las espinacas (si son de bolsa ya vienen lavadas). Cocer en una olla tapada con muy poca cantidad de agua que será suficiente, durante unos 5 minutos para que se ablanden y escurrir.
Añadir un diente de ajo a una sartén con aceite de oliva, saltear y retirar. Añadir las espinacas y saltear hasta que queden secas, antes de retirar añadir una pizca de nuez moscada.
Trocear las espinacas con un cuchillo y dejar enfriar.
Mezclar las espinacas con la ricota, la mitad del parmesano, sal y pimienta.
Ya podemos añadir la mezcla a la pasta que tenemos preparada escurrida en el trapo.
Cubrir la fuente donde haremos los canelones con la salsa de tomate. Enrollar los canelones y pasar a la fuente con el extremo hacia abajo.
Preparar la bechamel:
Calentar la mantequilla en una cazuela, añadir la harina y cocer, añadir la leche y rectificar de sal, pimienta y una pizca de nuez moscada. Tiene que quedar ligera porque en el horno nos espesará.
Cubrir los canelones con la bechamel, espolvorear con el resto de queso parmesano, añadir unos pequeños cuadraditos de mantequilla repartidos sobre la pasta de toda la bandeja y colocar en el horno previamente calentado a 200º en modo gratinador durante unos 25 minutos. Cada horno es un mundo por lo que vigilar y estarán hechos cuando estén dorados a vuestro gusto.
¡Ya tenéis una comida buenísima preparada!
Ahora solo os falta añadir un buen trozo de pan para mojar la salsa y en mi caso una copa de vino blanco fresquito.