Se acerca la noche de Todos los Santos o Halloween, según si sois más o menos tradicionales y os voy a presentar una receta que no da miedo pero está de miedo, y su color naranja es el más característico de la época.
También os diré que no era muy amiga de comer boniato pero esta forma de prepararlo me fascina, además ahora empieza la temporada y tendremos disponible este tubérculo dulce durante todo el otoño.
Para nuestros chips de boniato tendremos que calcular la cantidad según las personas que seamos aunque os diré que son muy adictivos y quizás no sobre ni uno, pero si nos pasamos de cantidad y sobra no pasa nada, podéis hacer como yo y los añadís a la ensalada que os preparéis en el tupper para la oficina y será un pequeño capricho.
Ingredientes:
- 2 boniatos
- Aceite de girasol o un aceite de oliva suave de 0,4º
- Sal
Primero de todo pelar los boniatos. Una vez pelados nos podemos ayudar con una mandolina para hacer rodajas finas (yo he usado una de la marca Ibili y con la cuchilla 1.5mm), si no disponemos de una tendremos que procurar cortar las rodajas lo más finas posibles porque cuando más finas más rápido se harán y quedarán más crujientes.
Lavar las rodajas con agua fría y secar con papel absorbente mientras calentamos el aceite abundante en una sartén. Luego ir añadiendo las rodajas a la sartén para freír, no poner muchas para no saturar la sartén, sacar con espumadera, escurrir el aceite sobrante y sazonar con sal. Dejar escurrir del todo en otro papel absorbente antes de servir.
También podéis prepararlos en el horno y para ello tenéis que precalentar el horno a 200º, poner un papel de horno en la bandeja y luego los boniatos a rodajas encima con un chorrito de aceite de oliva y dejar aproximadamente unos 20-25 minutos hasta que se deshidraten, controlando que no se quemen. Retirar del horno y sazonar.
De las dos maneras quedan buenísimos.
Ya me contaréis en el blog, os recuerdo que nos podéis dejar vuestros comentarios.