Este plato es muy fácil de elaborar pero si que hay que seguir unos consejos para que quede perfecto y triunfar.
Ingredientes para 4 personas:
- 6 patatas medianas tipo Kennebec
- 2 ajos
- 1 guindilla de cayena
- 4 huevos camperos a temperatura ambiente
- 2 choricetas frescas (chorizo fresco) de Aventín Graus
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Primero de todo, comentaros que he usado una patata tipo kennebec que considero que es una patata todo terreno que nos dará buen resultado tanto para guisar como para freír. En esta receta queremos que las patatas nos queden cocidas pero no crujientes, necesitamos un resultado meloso, por lo que esta patata es ideal.
Pelamos y cortamos las patatas en trozos irregulares, las lavamos y escurrimos bien. Freímos en abundante aceite de oliva virgen extra (personalmente me gusta que sea virgen extra también para freír pero si os gusta menos sabor podéis escoger un 0,4). Al aceite le añadiremos dos ajos chafados sin pelar y la guindilla de cayena. Freímos a fuego medio, si vemos que se doran demasiado bajamos un poco la temperatura.
Cuando ya estén hechas, escurrimos las patatas, quitamos los ajos y la guindilla y pasamos a otra sartén con el chorizo fresco a rodajas (he usado las choricetas de Aventin de Graus que tienen unas longanizas y chorizos frescos riquísimos, los podéis ver en su tienda on-line) cortados en rodajas y dejamos a un fuego muy bajito para que no pierdan el calor y se hagan los chorizos. Añadimos sal a las patatas, cada uno a su gusto.
Mientras en el aceite donde hemos hecho las patatas, haremos los huevos fritos, tiene que quedar abundante aceite (si no fuera así añadimos un poco). Cuando esté bien caliente (idealmente 180º) hacemos los huevos fritos uno por uno, se echan en el aceite añadiendo a la yema una puntita de sal y cuando se empiezan a tostar las puntillas que hace la clara ya se sacan ya que es importante que la yema todavía esté líquida (este proceso es muy rápido, un minuto o incluso menos por huevo).
Y montamos el plato, las patatas con el chorizo y encima los huevos. Se rompen los huevos en cuatro trozos para que caiga la yema sobre las patatas y se sirve sin perder tiempo ya que se tiene que comer caliente.