Llevamos un año de pandemia por el Covid-19 y si algo bueno nos ha traído es que mucha gente ha vuelto a cocinar y desea querer comer mejor sin tanto precocinado, también nos trajo la fiebre por la harina y la levadura fresca, hubo un momento que no se encontró por ningún sitio, por suerte se estabilizó y podemos encontrar en el supermercado todo tipo de productos para seguir con nuestra aventura culinaria.
Nos cansamos de ver fotos de panes durante el confinamiento más duro, de hecho nosotras en Abril 2020 colgamos en el blog nuestro primer pan con masa madre (si clicáis encima de masa madre iréis directos a la receta) y ahora os vamos a enseñar a hacer este pan muy fácil incluso para principiantes.
Ingredientes:
- 500 g de harina de fuerza
- 275 g de agua templada
- 7 g. levadura de panadero ( 21 g. si es levadura fresca)
- 2 cucharaditas de sal
- 1 cucharadita de azúcar
- 15 g. de aceite
- 1 bolsa de asar con cierre
Primero de todo calentar un poco el agua y añadir el aceite.
En un bol grande añadir la harina y seguidamente la sal y el azúcar y mezclar bien.
Añadir la levadura a la mezcla de agua y aceite, tanto si es seca como fresca y remover.
Ahora es el momento de engrasar la bolsa con un poquito de aceite, si tenemos un pulverizador sería mucho mejor, moviendo la bolsa para repartir mejor el líquido.
Hacer un agujero tipo volcán en la harina e incorporar la mezcla de harina y agua, ir amasando hasta que la masa no se pegue. (También se puede hacer en un robot con el accesorio del gancho), pero si no lo tenéis a mano es rápido. Cuando no se pegue en el bol, enharinar un poco la mesa de trabajo y volcar para seguir amasando. Ir cerrando la masa por la parte de abajo con las manos boleando y dejar la parte más bonita hacia arriba.
Ahora le haremos unos cortes con un cuchillo muy afilado para dar aspecto rustico, dos cortes paralelos formando un cuadrado.
Seguidamente meter en el centro de la bolsa y cerrar.
Meter en el horno frio, y cuando está dentro ponemos en el horno a 220º y lo tendremos 40 minutos.
Una vez ha pasado el tiempo, lo sacamos de la bolsa con mucho cuidado de no quemarnos y lo dejamos enfriar en una rejilla.
Ya tenemos un pan fantástico, blandito y con corteza crujiente.
