Esta quesada pasiega es una de las peticiones que más me hacían continuamente en mi casa y finalmente ya tenemos una receta que nos ha gustado. Por desgracia la receta auténtica solamente la he probado cuando viajé a la Comunidad Cántabra, lugar de donde procede este postre tradicional.
La quesada autentica se elabora a partir del queso fresco pasiego preparado con la leche fresca cuajada. Cuanto mejor sea el queso fresco mejor nos saldrá la quesada. Yo vivo en la provincia de Barcelona por lo que este queso me ha sido imposible encontrarlo, pero nos ha quedado también bien buena.
Ingredientes:
- 500 g queso fresco tipo Burgos
- 70 g. mantequilla
- 2 huevos L
- 80 g harina
- 2 cucharaditas de canela en polvo
- Ralladura de limón
- Una pizca de sal
Precalentar el horno a 180ºC mientras efectuamos la elaboración de la receta.
En un bol ancho chafamos con un tenedor el queso fresco hasta que nos quede con un aspecto granulado (no hacerlo con la batidora).
Añadir la canela y la ralladura de limón. Si quieres que te quede la quesada blanquita no pongas mucha canela porque la oscurece, pero a mi me gusta mucho el sabor de la canela y le puse bastante. Mezclar y reservar.
En otro bol batir los huevos junto con el azúcar y la mantequilla pomada (esto significa que tiene que estar blandita parecida a una crema).
Ahora podemos incorporar la mezcla de queso y removemos bien para que se integren todos los ingredientes.
Agregar la harina y la pizca de sal y mezclamos bien (le podemos dar unos toques con la batidora para que quede algo más fina la mezcla).
Untar con mantequilla o usar spray desmoldante por la superficie donde volcaremos la mezcla. En este caso también he usado un molde de la marca PME con medidas 20 x 20 x 7 cm, aunque en este caso la altura nos da un poco igual porque esta tarta es bajita.
Espolvorear con un poco de canela y horneamos a 180º durante 40 minutos en la posición arriba y abajo sin ventilador.
Al sacar del horno dejar reposar encima de una rejilla hasta templar. Ya podemos desmoldar nuestra quesada pasiega.
Se puede comer templada pero en mi casa nos gusta fría.
Ahora que estoy confinada voy a soñar un poco e imaginaré que estoy disfrutando de un trozo de quesada pasiega en uno de esos bonitos prados llenos de vacas. ¡Muuuu!