Si, llevo mucho tiempo dándole vueltas y por fin me atrevo a publicar esta receta de patatas bravas: me ha costado mucho decidirme a recibir un aluvión de críticas por la receta de la salsa brava, esa que todos hemos probado mil veces, criticado mil veces, y que no tenemos mucha idea de que ingredientes realmente lleva.
Pero por fin me atrevo y os voy a dar unos trucos para hacer unas patatas bravas tremendas!
PARTE 1: FREIR LAS PATATAS
- 3 o 4 patatas
- sal
- aceite de oliva 0,4 para freír
Primero de todo os voy a explicar mis problemas y soluciones para freír las patatas, y es que hace años que cambié el gas tradicional por una encimera de inducción que fue una gozada desde el principio, tanto por la rapidez como por lo fácil que es luego de limpiar, pero tengo que reconocer que hacer unas buenas patatas fritas o unas bravas se me estuvo resistiendo bastante tiempo, ya que las hacía demasiado deprisa, quedando un color feísimo por fuera y por dentro demasiado tiesas, hasta que les cogí el truquillo.
Para mí las patatas fritas tienen que estar crujientes por fuera pero melosas por dentro. Mi truquillo es poner a calentar el aceite de oliva al máximo (para mí sería al 9), añadir las patatas cortadas y con sal y entonces bajar el fuego al 7 (un fuego un poquito vivo pero no exagerado). Cuando ya están casi cocidas (podemos pinchar una para ver cómo va) subimos otra vez el fuego al máximo durante un minuto más. Así conseguiremos que por fuera queden crujientes una vez que están cocidas por dentro.
PARTE 2: LA SALSA BRAVA
Y después de tener unas patatas estupendas hay que vestirlas con la salsa brava, momento en que podemos estropearlo todo. Durante mucho tiempo estuve haciendo una salsa brava a base de: 2 cucharadas de mayonesa, 1 cucharada de tomate triturado, media cucharadita de café de pimentón dulce y unas gotas de tabasco, que tenía mucho éxito en casa, pero yo seguía con la idea de encontrar la fórmula secreta de los mejores bares y ya me estaba pareciendo a Plancton persiguiendo al señor Cangrejo para hacerse con la fórmula de las cangreburguers.
Estuve buscando bastante tiempo en internet para saber que lleva realmente esta salsa encontrando mil opciones. Y finalmente después de comparar y alguna interesante conversación, llegué a la opción que hoy os enseño. Sorprendentemente esta salsa no lleva ni tomate, ni mayonesa:
- Un buen chorro de aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharadita de café de pimentón dulce
- 1 cucharadita de café de pimentón picante
- 1 cucharada sopera de harina
- 1 vaso de caldo
Para hacerla, calentaremos el aceite, añadiremos los 2 tipos de pimentón, mezclaremos bien y añadiremos la harina, seguimos removiendo para que la harina quede cocida y luego ya vamos añadiendo el caldo (que lo tendremos ya caliente) hasta que quede como una salsa. Y ya está, así de sencillo y así de rápido (si contamos que tenemos ya el caldo hecho claro).
Os comento también, que como he leído tanto sobre esta salsa, he visto recetas que llevan cebolla y ajo, también cayena, incluso una punta de jamón y normalmente tomate triturado. Os aseguro que mi paladar dice que esta salsa no lleva ni cebolla ni ajo, aunque no dudo que pueda salir una buena salsa os recomiendo que probéis a hacer la que os proponemos y veréis como vuelan!
¿Nos queréis contar donde habéis comido las mejores patatas bravas? Yo recuerdo la fama del bar La Esquinica en su antigua ubicación del Turó de la Peira. Queremos conocer tu sitio preferido.